Manifiesto


 




Desde pequeño, desde siempre, las herramientas, los utensilios e instrumentos han sido y son las extensiones naturales y más apreciadas de mi pensamiento y mis manos.

He escuchado atentamente a la materia, dialogando diaria y cuidadosamente con ella, la he hecho hablar y esplender, arrullándola paso a paso. De esa misma manera he amado la complejidad de las formas, para conquistarlas y posteriormente, de manera lenta y certera ir dominando sus secretos.

Como escultor desarrollo un arte objetual de volúmenes netos, no existe el “tema”, son volúmenes que abrazan y retienen al vacío y sus sombras y de allí su solidez, que se ancla en la firmeza entre tal volumen y ese vacío.

La invención creativa en la escultura uye a través de la visión y las manos, sin mucho cuestionamiento, con pocas palabras y casi sin pensamiento o explicación.

Cuando inicio una obra nueva, el primer paso es un croquis sobre papel, para continuar con un corte o una perforación, una primera acción, y el resto es viajar por el material, en ese diálogo, hasta encontrar la sombra y la arista, es ahí donde el ímpetu creativo prevalece.

Aunque ese primer gesto requiere de algunas decenas de croquis, el encuentro y diálogo con la materia hará que la obra cambie.

Si bien la obra se maniesta en el proceso, se inicia con vestigios y se concluye con un hallazgo, cada obra es un punto de partida en una dirección desconocida, ésta nunca dejará de ser una obra inaugural.

Como artista en la soledad del taller, en un estado de alerta creativa, genero un entorno propicio para que la obra aparezca y esplenda.

Con materiales continuos, sin uniones, esculpo en material crudo, de manera que los planos y las texturas de este extremen sus propiedades, es un desafío monocromático que se trabaja con pulidos, brillos, texturas y plegaduras.

Durante el desarrollo, las obras se abordan por fragmentos separados, sombras, brillos, vacíos, equilibrios. Estos fragmentos son recogidos observando constantemente, como una sucesión de imágenes elongadas.

Se superponen como posibilidades sobre las cuales trabajar, en conjunto con la materia se aglutinan y comienzan a agruparse al concluir ésta, es ahí cuando aparecen y comparecen otros elementos que conforman la obra, concluyendo en un hallazgo.

Esos brillos son los que atrapan el entorno de la obra. Son formas que esplenden desplazando sus sombras. Sombras elongadas de geometría abierta, sombras con voluntad formal.

Es indudable que hay padres o bases artísticas de cada uno. Que se van mirando y remirando hasta poder desprenderse de estas y poder construir las propias, en mi caso la visión artística viene de Amereida, y desde la escultura moderna están presentes Claudio Girola, David Smith, Chillida, Oteiza, Enio Iommi, Rodin, y Calder entre otros.

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